Bajo el arco escarlata: la historia de Saray Marín
- santiagoalarat
- hace 18 horas
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Desde los seis años, Saray Marín Areiza empezó a descubrir su amor por el fútbol. Lo que comenzó como un juego entre niños en Jamundí, hoy la tiene defendiendo el arco del América de Cali Femenino. A sus 18 años, la joven arquera es una promesa del fútbol colombiano, símbolo de disciplina, esfuerzo y amor por la camiseta escarlata.

Saray en su debut frente a Real Santander en el estadio Pascual Guerrero de Cali. Foto tomada de la cuenta de Instagram de Marín.
Nació en Jamundí, Valle del Cauca, el 26 de enero de 2007. Su historia con el fútbol empezó temprano, cuando apenas tenía seis años y se unió a un equipo local llamado Leones. En ese entonces, Saray no era portera. “Inicié con niños y empecé como delantera”, recuerda entre risas. Sin embargo, con el paso del tiempo fue acercándose a la posición que hoy la define. “Poco a poco fui disminuyendo hasta llegar a la portería”, cuenta.
Ese cambio marcó el inicio de un camino lleno de aprendizaje, disciplina y constancia. “Ha sido un proceso muy bonito, de mucho sacrificio, pero sobre todo de mucha disciplina”, afirma. Para ella, esa palabra se ha convertido en su guía, en el motor que le ha permitido crecer dentro y fuera de la cancha.
Su historia con el América de Cali, el equipo de sus amores, es la prueba de que los sueños sí se cumplen. “Desde muy chiquita siempre soñé con jugar en América. Es el equipo en el que me encuentro y el equipo de mis amores. Llegar a debutar en este club ha sido uno de mis mayores logros”, confiesa. Ese debut llegó el 25 de mayo de 2024, en un partido frente al Real Santander, un día que —como ella misma dice— “marcó un antes y un después” en su carrera.
No solo el fútbol de clubes ha llenado de orgullo a Saray. También tuvo la oportunidad de vestir la camiseta de la Selección Colombia Sub-17, experiencia que recuerda con emoción. “El simple hecho de ponerte una camisa y saber que estás entre las tres mejores arqueras del país de tu categoría es algo muy hermoso que uno no se alcanza a imaginar”.
Cuando habla del salto del fútbol amateur al profesional, lo hace con madurez. “Hay muchas diferencias, empezando por la exigencia. En el profesionalismo te enfrentas a jugadoras que llevan muchos años. El ritmo competitivo es más rápido, más fluido, y la experiencia marca la diferencia”, explica.
Hoy, con apenas 18 años, Saray ya piensa en lo que viene. Sus metas son claras: “A corto plazo quiero alzar un título con América. Y a largo plazo, jugar una Libertadores y ser parte de la Selección Colombia de mayores”. También sueña con llegar al fútbol europeo: “Me encantaría jugar en el Lyon de Francia. Siempre ha sido uno de mis sueños desde chiquita”.
Durante la entrevista, sus palabras se llenan de reflexión y compromiso cuando habla del futuro del fútbol femenino colombiano. “Para que siga creciendo, es necesario tener más apoyo en los estadios. Una boleta no cuesta más de veinte mil pesos, pero aún así muchos no asisten. Ver los partidos o apoyarlos desde cualquier plataforma también genera impacto”, señala.
Antes de despedirse, deja un mensaje para las niñas que sueñan con ser futbolistas: “Tengan disciplina, pasión y amor por lo que hacen. No todos los casos son iguales ni todos tienen los mismos recursos, pero con amor y constancia se puede llegar lejos”.
Con los guantes puestos y la mirada firme, Saray Marín Areiza sigue atajando sueños. Cada entrenamiento y cada partido son una nueva oportunidad para demostrar que la disciplina vence al miedo y que los sueños de una niña de Jamundí pueden llegar tan lejos como el balón que detiene en el arco del América.
“Yo creo que con pasión y disciplina todo se puede lograr”, dice Saray, reflejando en una frase el espíritu de una generación que sigue abriendo camino en el fútbol femenino colombiano.



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