Camila Wills: “Nunca dejé de ser periodista ni mamá. Lo hice todo y no me arrepiento”
- gabrielamarin12
- 5 ago
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Esta periodista y creadora del pódcast Madre narra cómo equilibró su carrera en medios tradicionales con la maternidad desde los 17 años. Hoy lidera una comunidad con más de 20 mil mujeres y defiende una narrativa genuina, valiente y sin filtros.

“Trabajaba de 10 de la noche a 6 de la mañana, enlazaba emisoras de todo el mundo, producía el noticiero sola… y tenía un hijo de seis años. Hoy me doy la palmadita en la espalda y digo: lo lograste”.
De esta manera Camila Wills cuenta con orgullo, pero con modestia, la odisea que significó no solo construir una carrera profesional exitosa sino ser una madre ejemplar desde joven.
Tiene 36 años, pero su recorrido en los medios comenzó mucho antes. Desde niña, las cámaras la intrigaban. Actuó en comerciales de televisión y en su adolescencia ya pedía los micrófonos en emisoras juveniles como Los 40 y La Mega. Estudió Comunicación Social y Periodismo en la Universidad Jorge Tadeo Lozano y, el día de su grado, empezó a trabajar oficialmente en La W Radio.
Ese primer trabajo no fue cualquier práctica. Camila conducía el programa Amanecer W de 10 p.m. a 3 a.m., enlazaba emisoras en todo el mundo a las 3 a.m., y luego entregaba el turno a Julio Sánchez Cristo. Durante año y medio se encargó de todo: producción, máster, entrevistas, locución, programación y atención al público. Todo sola, sin un equipo y mientras criaba a su hijo Martín.
“Fue la mejor escuela que pude tener. Me tocó hacer absolutamente todo. Tenía 14 invitados al día. Y, a pesar del cansancio, de ser mamá, yo sabía que eso me estaba formando. (...) Hoy la gente me sigue reconociendo por La W, por esa etapa. Eso te dice que el esfuerzo vale la pena”.
Después de esa maratón, entendió que había que replantear su camino. No por falta de pasión, sino por una necesidad de equilibrio. Pidió un cambio de horario, un aumento de sueldo o apoyo de un practicante. Ninguna opción fue viable. Entonces, decidió apostar por un entorno más sostenible: trabajó en Canal 13, en el programa Cuaderno, y así empezó una nueva etapa en televisión.
Camila ha pasado por casi todos los grandes medios tradicionales: La FM, La 92, City TV, Canal Uno, Canal Trece, RCN y Caracol Televisión. Allí entrevistó a artistas como J Balvin, Maluma, Bomba Estéreo y Ricky Martin. Pero también vivió momentos incómodos como dejar el micrófono abierto al aire durante 10 minutos en La W, hablando con una amiga por teléfono. “Me hice la boba. Respondí por Twitter y ya. Hasta el sol de hoy, Julio no se enteró”, confiesa entre risas.
Con la experiencia vino también la lucidez: “Uno no puede vivir para sobrevivir. En medios tradicionales te matas por sueldos bajísimos. Hoy, con redes sociales, manejo mi día, soy dueña de mi contenido y paso más tiempo con mis hijos”, afirma. Sin embargo, no reniega de sus inicios. “Amo la radio. Amo la televisión. Volvería, pero solo por gusto, no por necesidad”.
Hoy lidera Madre, una comunidad de más de 20.000 mujeres que acompaña procesos de maternidad desde lo emocional, físico y espiritual.
“Sentía que ser periodista no era suficiente. Me formé como doula porque quería acompañar bien a las mujeres. Y porque estoy convencida de que cuando eres mamá, te conviertes en madre, pero no desapareces como mujer. Todo gira en torno al bebé y tú pasas a segundo plano”.
El pódcast que lleva el mismo nombre (Madre) nació hace cinco años, incluso antes de la explosión de este formato. Lo produce junto a Spotify, y aunque no recibe pago directo de la plataforma, cuenta con el respaldo técnico y marcas aliadas como Alpina. “No estoy en Spotify por suerte: es porque tengo una trayectoria, una marca propia. Y eso lo valoro muchísimo”.
Una de las historias que más la ha conmovido fue la de Adriana Obrero, una madre embarazada que quedó cuadripléjica tras un robo en Bogotá. A pesar de la tragedia, su bebé sobrevivió y hoy tiene seis años. “Esa historia nos dio una lección a todas. Adriana añora cosas que nosotras damos por sentado: que su hijo la llame, que le pida brazos. Y no puede hacerlo. Me marcó profundamente”.
Más allá del micrófono y las redes, Camila apuesta por la conexión real. Por eso realiza encuentros presenciales con madres de su comunidad. “Pasamos del mundo digital a lo tangible. Nos vemos, nos abrazamos, nos escuchamos. Y eso es lo que más me nutre”.
Al preguntarle cómo quiere ser recordada, no duda: “Quiero que digan que fui genuina. Que me preocupé por las mamás, por visibilizar que antes de ser madres, seguimos siendo mujeres. Que nunca me vendí por un sueldo, ni acepté publicitar un champú que no usaba yo o que no usaba mi hija. Que fui fiel a lo que creo”.
Hoy, en una industria cada vez más cambiante, Camila Wills es testimonio de que se puede reinventar la narrativa: de periodista de madrugada, a madre joven, a creadora de una comunidad transformadora. Su voz profunda, empática y sin filtros sigue resonando donde más importa: en las historias de quienes, como ella, decidieron no desaparecer.



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