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La verdad: una víctima más

  • Foto del escritor: njaveriana
    njaveriana
  • 30 jul 2024
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 13 ago 2024



En la actualidad, donde la proliferación de noticias falsas y la desinformación se difunden a gran velocidad, el periodismo se encuentra en un punto de inflexión. El deber primordial del periodista es servir a la sociedad proporcionando información veraz sobre los hechos de interés público. Esta responsabilidad no solo reafirma la importancia del periodismo, sino que también resalta su papel fundamental en la lucha contra la desinformación. La integridad y el compromiso con la verdad son esenciales para el ejercicio de esta profesión.


Como periodistas, tenemos uno de los poderes más grandes que existen: la información. Este poder conlleva una gran responsabilidad, y cuando cae en las manos equivocadas, puede generar una catástrofe que trasciende las barreras mediáticas. Tal y como ocurrió con Alex Jones, es impactante ver cómo alguien que jura por la verdad en realidad va en contra de ella, priorizando el dinero sobre la ética profesional.


Jones es un ejemplo de un periodista que, en vez de adherirse a principios éticos, ha creado un medio meramente distópico y lucrativo, afectando no solo a su profesión, sino también a las vidas de muchas personas. En particular, su desinformación y las teorías conspirativas que propagó en relación con la tragedia de Sandy Hook causaron un daño inmenso a las familias.


La situación con Jones reafirma la importancia de una información veraz y ética en el periodismo, demostrando cómo un pésimo ejercicio de esta profesión puede provocar consecuencias devastadoras tanto para las víctimas individuales como para la integridad del periodismo en general.


Cada noticia lleva consigo la responsabilidad no solo de informar, sino de hacerlo de manera que no perpetúe el daño ni el engaño. La profesión requiere un compromiso inquebrantable con la verdad, una dedicación a la claridad y una preocupación constante por el bienestar de la sociedad. El caso de Alex Jones es un ejemplo extremo y perturbador de cómo el periodismo puede desviarse de sus principios fundamentales y de cómo el poder puede corromper hasta el punto de optar por el sensacionalismo y la manipulación en lugar de la veracidad. Aún más sorprendente es la capacidad que, como periodistas, tenemos para manipular a un gran número de personas y crear una realidad distorsionada.


En última instancia, el ejercicio responsable del periodismo es crucial para la salud de la sociedad democrática. El respeto a la verdad y la ética en el manejo de la información son esenciales para mantener la confianza pública y para asegurar que el poder de la información se utilice para el bien común. La reflexión sobre estos principios nos recuerda que el impacto de nuestras palabras y acciones puede ser profundo, y que debemos ser diligentes en el esfuerzo por ejercer nuestra profesión con integridad.


Como reflexión personal, considero crucial no limitarse a un solo medio de comunicación, sino investigar diversas fuentes para verificar la veracidad de la información. Como futuros periodistas, es fundamental basarnos en hechos reales y evitar tergiversar la información. En mi opinión, el caso de Alex Jones nos deja una gran enseñanza y trasciende los límites de la profesión; cruza las barreras de la dignidad humana, la integridad y el respeto por la vida.


Por: Saray Ortega.

 
 
 

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